Seleccionar página

‘Proyecto Control Montaje’ participa en el consorcio del exoesqueleto que se probará en el Hospital de Tetrapléjicos de Toledo / Tiene un presupuesto de 4,5M€ y concluirá en 2016

 

El primer exoesqueleto europeo, unas estructuras robóticas para las extremidades inferiores, llevará sistemas mecánicos diseñados en Castilla y León. La Comunidad tendrá un papel protagonista en este proyecto, bautizado con el nombre de ‘Exolegs’, que impulsa con un presupuesto de 4,5 millones un consorcio formado por universidades y empresas de Suecia, Reino Unido, Alemania y Suiza. Este prototipo, que podría ponerse en el mercado a un precio de 4.000 €, se probará a finales de año en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

La empresa vallisoletana Proyecto Control Montaje (PCM), situada en el polígono de San Cristóbal, es el único socio español, junto con la Universidad Politécnica de Cartagena, que participa en este proyecto de investigación que estará terminado en marzo de 2016, tras más de tres años y medio de trabajo. El nuevo equipo robótico, inspirado en sistemas fabricados para militares, pretende dar solución a los mayores o personas con movilidad reducida que tienen dificultades para caminar.

Todo comenzó en octubre de 2012, según explicó el gerente de la compañía vallisoletana, Rafael Pablos, cuando su empresa, con más de dos décadas de actividad, se convirtió en el responsable del diseño mecánico y de la integración de los motores, sensores o el cableado de este exoesqueleto. Su objetivo era lograr un sistema capaz de ayudar a mover las piernas, resistiendo el esfuerzo que realiza el cuerpo humano, pero también sin causar ninguna lesión. Para ello, tuvieron que estudiar cómo giran los huesos de la cadera o la rodilla para simular con precisión su funcionamiento.

El desarrollo de la ingeniería y de la técnica de mecanizado en Castilla y León, según Pablos, hizo que confiaran en otras dos empresas de Valladolid y Palencia para fabricar y suministrar algunos materiales y piezas necesarias para lograr una estructura robótica que cumpla los requisitos de movilidad autónoma, confort y seguridad. Por ello, se encargaron también del ensamble final del prototipo que se está testando en estas semanas en un banco de pruebas de la Universidad de Cartagena antes de fabricar el modelo final.

La marcha del proyecto, que forma parte del programa europeo Ambient Assisted Living (AAL), es positiva, por lo que los socios ya trabajan en la creación de la sociedad que se encargará de producir estos exoesqueletos, disponibles en una gama de tres modelos. Para ello, Rafael Pablos reconoció que tendrán que reducir los costes para que el equipo más básico se pueda adquirir por unos 4.000 €. De momento, sus esfuerzos están puestos en terminar el proyecto para que esté listo en diez meses.

dar solución a los mayores o personas con movilidad reducida

La aportación de Proyecto Control Montaje fue decisiva en la definición de los grados de libertad del exoesqueleto, su modularidad, su adaptación a cada persona y en la elección de los motores y su potencia, una tarea en la que colaboraron con una empresa alemana. También, el diseño mecánico y la integración de todos los equipos lleva la firma de la compañía vallisoletana, que ha participado en otros proyectos de investigación junto a la Universidad de Cartagena.

Por ahora, el proyecto es tan solo un prototipo que permite realizar movimientos básicos como sentarse o levantarse de un asiento, subir o bajar escaleras y hacer sencillos desplazamientos. No obstante, es tan solo el primer paso, ya que en la mente de los investigadores se encuentra la meta de desarrollar nuevos diseños que permitan a las personas que los utilicen realizar movimientos más complejos que podrían incluir la práctica de algunos deportes como el esquí.

Otro avance en cartera es la mejora del control automático del exoesqueleto a través de una red de sensores que lean las señales enviadas por el cerebro cuando se hace un determinado movimiento. De momento, el equipo se controlará de forma manual, lo que activará los tres motores que lleva cada una de las dos articulaciones por pierna, que se caracterizarán por ser telescópicas para que puedan ser utilizados por personas de diferente estatura.

La ingeniería mecánica es una tradición familiar para Rafael Pablos. Al terminar la carrera, abrió su empresa en 1994 por la influencia de su padre, un empleado de Renault en Valladolid que trabajaba en el área de diseño mecánico.

leer noticia completa en www.diariodevalladolid.es